¿Qué piensa una persona cuando mata a otra?...es una duda que me surge muy seguido, o cuando veo o escucho algo relacionado con la muerte provocada por alguien hacia otra persona. Quizás esta duda nunca la podamos salvar, quizás la respuesta sólo la tengan aquellos que son capaces de matar y de quitar la vida a otra persona; porque pienso...es privarle de seguir con vida, de seguir sintiendo, de seguir siendo uno más para pasar a ser uno menos, o siemplemente, uno más...pero de los otros.
¿Tendrá huevo los que matan o simplemente no le importarán nada? ¿Todos seremos capaces de matar alguna vez?
"...La conciencia no existe: puedo dormir el sueño pesado de un niño, y cuando mi cuerpo desploma en la bolsa de dormir, mis músculos se pegan al suelo y no hay nada que logre separarlos.
Nadie, sin embargo, reconoce nunca haber matado.
Nunca escuché decir a nadie: Lo maté.
A menos que se tratara de una confesión. Los que matamos preferimos hacer silencio. Decirlo sería vergonzoso y cruel. Habría que decir: sí, disparé, no fue una gran cosa, ni siquiera me pareció importante, y mucho menos después de la primera vez.
Matar es saltar un alambrado, no es más que eso, dar un salto del que no se vuelve jamás. Es mejor no mirarlo a los ojos, pero aunque eso sucediera, también la mirada pasará al olvido. Matar no es importante. Sería espantoso que todos descubrieran que pueden hacerlo".
"....La muerte no siempre se nota en los ojos. Quienes, por el motivo que fuera, mataron, casi nunca lo cuentan. El temor a matar no es tan distinto del temor a enloquecer: no es temor a la locura, sino a no poder salir de ahí nunca más; temor a no poder volver, pánico a la soledad en el cruce de fronteras".
¿Tendrá huevo los que matan o simplemente no le importarán nada? ¿Todos seremos capaces de matar alguna vez?
"...La conciencia no existe: puedo dormir el sueño pesado de un niño, y cuando mi cuerpo desploma en la bolsa de dormir, mis músculos se pegan al suelo y no hay nada que logre separarlos.
Nadie, sin embargo, reconoce nunca haber matado.
Nunca escuché decir a nadie: Lo maté.
A menos que se tratara de una confesión. Los que matamos preferimos hacer silencio. Decirlo sería vergonzoso y cruel. Habría que decir: sí, disparé, no fue una gran cosa, ni siquiera me pareció importante, y mucho menos después de la primera vez.
Matar es saltar un alambrado, no es más que eso, dar un salto del que no se vuelve jamás. Es mejor no mirarlo a los ojos, pero aunque eso sucediera, también la mirada pasará al olvido. Matar no es importante. Sería espantoso que todos descubrieran que pueden hacerlo".
"....La muerte no siempre se nota en los ojos. Quienes, por el motivo que fuera, mataron, casi nunca lo cuentan. El temor a matar no es tan distinto del temor a enloquecer: no es temor a la locura, sino a no poder salir de ahí nunca más; temor a no poder volver, pánico a la soledad en el cruce de fronteras".
Jorge Lanata en "Muertos de Amor". 2007