20 oct 2008

Desde Necochea

Venir a Necochea tiene sus cosas buenas aunque no las vea. Por ejemplo, acá no hay bondis con maquinitas, así que cuando vengo me dedico a guardar, afanar, pedir, atesorar, todas las monedas posibles. Lo malo es que el boleto acá sale $1,75 (Para vos que te pensabas que en La Plata era caro!) lo bueno es que casi nadie toma bondis porque siempre hay algún amigo con auto.

Otra cosa buena es que si venís, tenés que pasar por la playa. Es obligatorio, y es necesario. Va a sonar cursi, y de frase hecha lo que voy a decir, pero posta que acá hay otro aire (también hace más frío). Es verdad que después de unos días te dan ganas de matarte, porque es un embole, pero para un fin de semana está más que bien para cargar las pilas. Total, tenemos el resto del año para volvernos locos.

En el recorrido oficial por la ciudad se incluye centro viejo, playa, parque y puerto... Siempre que llego al puerto, voy a la escollera. Cuando llego a la escollera, siempre me pregunto "Si este es el punto donde se unen el río (dulce) y el mar (salado)... ¿Cómo cada uno se mantiene sin mezclarse?" O también la pegunta de mi hermano resulta válida ¿Qué sabor tiene el agua en este lugar? Ohh, si... ésta es otra de esas incógnitas sin respuesta cómo: ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? ¿¡a dónde fuiste!? ¿¡¿por qué no me llamaste más?!? etcétera.
¡Y las piedras nuevas de la escollera parecen payanas* gigantes!

Sentirse en casa es lo mejor. Volver a encontrarse con esas cositas que dejaste cuando te fuiste a estudiar, con tu habitación, con los juguetes que tenías... yo cuando vengo no puedo parar de revolver todo. Lo feo de ésto es escuchar a mi mamá acordarse de cuando eramos niños... No tan feo como cuando nos presenta diciendo "¡¡viste lo lindos que son mis hijos!!!". Eso sí que está mal. No lo hagas más mamá.

Y ya que hablamos de mi madre, esta vez le caímos de sopresa con mi hermano, y por eso se excusó de no haber preparado nada rico para comer. Eso, mamá, ¡¡es una mentira!! El resto de los días tampoco preparaste nada, y hoy cuando te dijimos por enésima vez "Má, tengo hambre..." dijiste (y con esta frase me despido)

"Está lindo que vengan, pero esto de que tengan hambre todo el tiempo no está bueno"


mica (desde el mar)


* el que no sabe lo que son las payanas, que averigüe

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